Pontificia Real e Ilustre Cofradía de Nuestro Padre Jesús en el Doloroso Paso del Prendimiento y Esperanza de la Salvación de las Almas (Californios)
C/ Aire, 30- 30202 Cartagena
Cartagena, a 21 de junio de 2023.
Queridos Hermanos californios:
Dado que mi mandado concluye el próximo día 22 de junio, es mi deseo despedirme de todos mis hermanos californios. Al Cabildo de Mesa manifesté mi decisión de no participar de nuevo en el proceso electoral, como candidato, pues que creo que trece años consecutivos desempeñando el puesto de Hermano Mayor (desde el 20 julio de 2010 al 22 junio de 2023) es tiempo más que suficiente para entregar el testigo a otro Hermano-Mayordomo, lo cual, estoy seguro, supondrá una bocanada de aire fresco, nuevas formas, maneras y estilos de llevar a nuestra Cofradía a buen puerto.
Puedo aseguraros que, durante todos los años que he estado al frente de la Cofradía ha sido para mí un gran honor, privilegio y una gran responsabilidad desempeñar el cargo de Hermano Mayor, pero también ha sido una cruz. Este término me lo dijo nuestro Pastor Diocesano, el día 20 de julio de 2010, cuando, tras agradecerme la aceptación del cargo, me dijo que tuviera en cuenta que el desempeño del mismo seria también una cruz. Puedo afirmaros, hermanos, que dicha palabra la he tenido presente en muchísimas ocasiones, y me han dado las fuerzas necesarias para no tirar, en más de una ocasión, la toalla.
Como os he puesto de manifiesto muchas veces, desde el momento en que acepté dirigir la Cofradía, asumí y sentí el cargo como un servicio que me pedía la Iglesia, y desde el primer instante me puse en manos del Señor para que me iluminase a llevar la Hermandad a donde Él quisiera. Esa fe, confianza y esperanza en nuestro Cristo del Prendimiento es lo que me ha dado la fortaleza y la capacidad necesaria, durante todos estos años, para estar al frente de la Cofradía. Y más aún, una vez que el Sr. Obispo me autorizó a convocar elecciones a Hermano Mayor, las dos veces que fui elegido he sentido que el Señor me pedía continuase prestando este servicio; si bien, en ambos procesos electorales, lamentablemente, se pusieron de manifiesto posiciones encontradas que en nada ayudaban a dar la imagen de unidad y hermandad que debe haber entre todos los cofrades. Puedo aseguraros que, en ninguno de tales procesos, he hecho movimiento alguno para intentar mantenerme en el cargo, y más de uno recordareis que quien me pedía opinión al respecto, siempre les decía que cada uno votase, en conciencia, a quien creyera pudiera ser un buen Hermano Mayor, y más aún, os diré que quien, en algún momento, pudiera pensar en mi apego o interés por aferrarme al cargo, os aseguro que tiene un desconocimiento absoluto sobre mi persona.
Solo el Señor sabe, el mayor o menor grado que tengo del don más preciado que recibimos de Él, que es la fe, pero sí puedo afirmaros que, tanto en mi vida personal, familiar, profesional y de compromiso con la Iglesia, en cualquier de los servicios que he prestado y seguiré prestando, mi roca, mi norte y mi luz ha sido, es y será nuestro Señor Jesucristo. Nunca me he enfrentado con nadie para intentar escalar o conseguir puesto alguno en los distintos ámbitos de mi vida, y fue para mí, verdaderamente, una sorpresa que el Señor, a través de nuestro Pastor Diocesano me pidiese que estuviera al frente de la Cofradía, y con ese convencimiento he estado hasta ahora. Como os ponía de manifiesto al comienzo de este escrito, creo que trece años al frente de la Cofradía, es tiempo más que suficiente y momento oportuno para entregar a otro Mayordomo californio el testigo del cargo.
La historia es la que tendrá que juzgar y valorar lo positivo o negativo que, a lo largo de estos trece años, encabezados por mí, han acordado y ejecutado los diversos órganos de gobierno en los que se estructura nuestra Cofradía, especialmente el Cabildo de Mesa. Desde luego, deseo dejaros de manifiesto el enorme honor que ha supuesto para mí las relaciones, lazos e instantes vividos, en primer lugar, con quien ha sido el representante del Sr. Obispo en nuestra Cofradía, el Capellán Rvdo. D. Francisco de Asís Pagán Jiménez y por supuesto con todos y cada uno de los Presidentes, Directivos y Hermanos integrantes de las distintas Agrupaciones que conforman nuestra Cofradía, así como con la Junta de Señoras de la Hermandad, con el Director y miembros de la Coral Polifónica “Jesús Prendido” y todas las personas que, bajo la dirección de la Mayordomo responsable, integran la Comisión de Costura, Restauración y Conservación de Enseres de la Cofradía. A todos, mi mayor consideración, respeto, felicitación y agradecimiento por la labor que han llevado a cabo durante todos estos años, y estoy seguro y les ruego continúen con la misma o más ilusión, entusiasmo y renovadas fuerzas con quien, después de celebrado el proceso electoral, vaya a desempeñar el cargo de Hermano Mayor.
No puedo dejarme en el tintero a todas las personas (Mayordomos y Consiliarios) que han desempeñado puestos de confianza o libre designación del Hermano Mayor, tanto en los primeros cinco años en que fui designado por Monseñor Lorca Planes, como en los ochos años restantes que lo ostenté por elección de todos los californios que participaron en los dos procesos electorales convocados al efecto. A todos vosotros, algunos ya en la casa del Padre y de nuestro Jesús Prendido, como D. José Ramón Bustillo Navia-Osorio, D. Lorenzo Gil Segura, D. Pedro Pena Moreno y D. Elías Hernández Albaladejo; a otros, que ocuparon durante cierto tiempo dichos cargos de confianza, y a los que han estado hasta finalizar de mi mandato, mi sincero y profundo agradecimiento, en primer lugar, por aceptar el cargo, algunos desde el primer momento de mi designación, con la connotación negativa que ante los demás hermanos californios significaba dar ese paso, lo que siempre he valorado y tenido muy presente. En segundo lugar, mi agradecimiento por vuestra lealtad, respeto y confianza hacia mi persona. En tercer lugar, por vuestro trabajo, esfuerzo, ilusión y entrega a las tareas que se os ha encomendado en las distintas Áreas que conforman la Cofradía, para su buena marcha y ser complemento necesario a la importante labor que desarrollan las Agrupaciones. Me consta que muchos de vosotros habéis asumido retos poniendo en marcha y dando contenido a Áreas de nueva creación, como Juventud, Caridad y Formación. Otros habéis trabajado incansablemente, desarrollando, enriqueciendo y perfeccionando el contenido de vuestras respectivas Áreas. Gracias, de todo corazón, pues cada uno de vosotros, mejor que nadie, sabe el tiempo, dedicación, sentido del compromiso, cariño e ilusión que ha puesto en las tareas encomendadas. También, os ruego, por favor, hagáis extensivo a los Mayordomos, Consiliarios y Hermanos que integrasteis, en su día, en vuestras Áreas, mi sincero agradecimiento y felicitación por la labor realizada por todos y cada uno de ellos en pos de la Cofradía. Tened la completa seguridad que, la grandeza, riqueza, renombre y el poder sentir y vivir el “humilde orgullo de ser californio”, como nunca me cansaré de decir, se deben, no lo dudéis nunca, al esencial capital humano con que ha contado, cuenta y contará nuestra Cofradía California, sin vuestro, compromiso, trabajo, dedicación y entrega no estaríamos los californios en el lugar que ocupamos dentro de la Semana Santa de Cartagena. También, quisiera hacer extensivo mi agradecimiento al resto de hermanos californios, por estar en la Cofradía aportando, en la medida de sus posibilidades, su trabajo y esfuerzo por el bien de nuestra Hermandad.
Por último, quisiera reiteraros que, para mí ha sido un gran honor y privilegio la relación que he mantenido con todos los hermanos californios a lo largo de estos trece años, y agradeceros vuestros desvelos y preocupaciones por la buena marcha de la Cofradía. Doy un paso atrás, pues creo y estoy seguro que cada persona tiene sus tiempos, pero sigo con vosotros como un hermano más. Deseo de corazón al nuevo Hermano Mayor, que salga de las urnas, los mejores éxitos en sus nuevas responsabilidades y, por supuesto, me pongo a su entera disposición para todo aquello en que él considere le pueda ser útil o de ayuda. También, os pido, sinceramente, me perdonéis si en algún momento u ocasión, a lo largo de estos trece años, he podido molestar u ofender con mis palabras o actos a algún hermano de la Cofradía.
Tened la seguridad que, en mi persona, siempre, tendréis a un cartagenero, procesionista y californio agradecido que os respeta, y se enorgullece de contar con vuestra amistad. Recibid todos, un cordial y fortísimo abrazo.
Juan Carlos de la Cerra Martínez